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sábado, 18 de agosto de 2018

Radio Futura ‎– La Estatua Del Jardín Botánico (1982) y la sátira 8 de Horacio.

La imagen de una estatua aprentemente inanimada que, sin embargo, tiene vida interior, sentimiento y capacidad de raciocionio, debe estar presente en muchas obras artíticas.
          
       Leyendo la Sátira 8 de Horacio encontramos esta imagen de entrada. Se trata, en forma un poco mundana y jocosa, de la estatua dios Príapo, ubicada en un malhadado paraje llamado las Esquilias, quien habla para sí mismo  y para todos, de forma que todos sepamos que es su estatua de madera, el dios quien reflexiona consigo mismo. Testigo insólito de una ceremonia de brujería en ese lugar, la estatua de madera nos cuenta cómo transcurre la cermonia brujeril de Canidia, famosa hechicera, y sus colaboradores. El final, jocoso, remata la escena.

"Yo era antaño un tronco de higuera, inútil madero, 
cuando un artesano que no sabía si hacer un escaño o un Príapo, 
prefirió que yo fuera un dios. Y un dios es lo que soy desde entonces
...
(edición de la BB Gredos, J.L. moralejo).


Olim truncus eram ficulnus, inutile lignum,
cum faber, incertus scamnum faceretne Priapum,
maluit esse deum. deus inde ego, furum aviumque 

...

       Del mismo modo, pero con un tono entre romántico y decadente, sin asomo ya de orácticas brujeriles, se desarrolla la canción de Radio Futura "La estatua del jardín Botánico". La estatua, esta vez metálica, solitaria, doliente y melancólica, nos cuenta su decadente vida y la larga espera contempaltiva que lleva su existencia en el paraje estático y casi inmóvil del Jardín Botánico.

La estatua del Jardín Botánico:




Sátira 8:

       Antaño era un tronco de higuera, un leño inútil, cuando un artesano, dudoso si haría un escaño o un priapo, prefirió que fuera un dios. Desde entonces un dios soy yo, el mayor terror de ladrones y aves; pues mi diestra y el palo rojo que se levanta de la obscena ingle castigan a los ladrones, mientras que la caña fija en mi cabeza aterra a las inoportunas aves y les impide posarse en los nuevos jardines. Aquí antes el consiervo colocaba en una vil arca los cadáveres que habían de ser llevados desde las estrechas celdas. Este sepulcro común se alzaba para la plebe mísera, para el maricón del Pantolabo y el derrochador de Nomentano Un cipo daba aquí mil pies de ancho y trescientos de profundo; y una inscripción dice: El monumento no pasará a los herederos. Ahora se puede habitar en el saludable Esquilino y pasear en su llanura soleada, por donde hace poco los desdichados contemplaban el deforme campo por los blancos huesos; ahora no tanto me causan preocupación y fatiga los ladrones y las fieras que suelen maltratar este lugar cuanto las brujas que trastornan los espíritus humanos con sus conjuros y venenos; a estas de ningún puedo perder ni impedir que no cojan huesos y hierbas nocivas en cuanto la luna errante muestra su bello rostro. Yo mismo he visto a Canidia ceñida con su capa negra, con los pies desnudos y el cabello suelto y ululando con Sagana la mayor: la palidez las había hecho de aspecto horrible. Comenzaron a escarbar la tierra con las uñas y a desgarrar a mordiscos una cordera negra; su sangre se mezcló en una fosa para a continuación arrancar de los manes las almas que van a contestar. Y había una figura de lana, otra de cera; la mayor es la de lana, como un amo que reprime con castigos a un servidor; la de cera estaba en postura suplicante, como un esclavo dispuesto a morir. Una invoca a Hécate, la otra a la cruel Tisifone: podrías ver a las serpientes y perros infernales vagar y a la luna ruborizada esconderse detrás de los grandes sepulcros para no ser testigo de sus crímenes. Pero si miento, sea mi cabeza manchada de blancas mierdas de cuervo y me caguen y meen encima Julio y el afeminado Pediacia y el ladrón Vorano. ¿Por qué recordar cada cosa una por una, cómo las sombras dialogando con Sagana emitían sonidos tristes y agudos, y cómo la barba de lobo ocultaban en la tierra furtivamente con un diente de serpiente multicolor y un fuego más grande prendió en la imagen de cera y cómo yo, no testigo sin venganza, me horroricé con los hechos de las dos Furias? Pues yo, abierta la nalga, me tiré un pedo tan grande como suena una vejiga reventada; por su parte, ellas echaron a correr a la ciudad. Podrías ver con gran risa y diversión caer de sus brazos las hierbas, los lazos mágicos, la alta peluca de Sagana y los dientes de Canidia. (traducción del Grupo Areté)

"TANTO TIENES, TANTO VALES...SI ERES DE LOS QUE NO TIENES, A GALERAS A REMAR..." Y LA SÁTIRA 1 DE HORACIO ( 'nil satis est', inquit, 'quia tanti quantum habeas sis':...).   

 

En la Satira 1 , entre las numerosas observaciones morales y costumbristas que va describiendo oracio, aparece una, entre muchas otras, a propósito de la avaricia y el afán de tener más sin medida. Es cuando Horacio pone en boca de uno de estos esta expresion popular, con el afán de demostrar la inutilidad de estos pensamientos:

              "... Sin embargo, no es poca gente que llevado por una engañosa ambición, 
                    dice: "Nada es bastante; pues tanto tienes, tanto vales" 
¿Qué vas a hacerle? Dile que sea infeliz
pues lo hace congusto" 

           "... at bona pars hominum decepta cupidine falso / 
               'nil satis est', inquit, 'quia tanti quantum habeas sis': /
               quid facias illi? iubeas miserum esse, libenter /
               quatenus id facit: ..."

 Expresión que trae de recuerdo esta misma frase en la famosa canción de El último de la Fila, "Como un burro amarrado a las puertas de un baile". Además, la frase, para más inri, la remata con otra expresión popular de sabor antiguo, "a galeras a remar".

Alejandro, militar y estratega: La conquista de Alejandro Magno, de S. Pressfield (2004)

  Steven Pressfield,  La conquista de Alejandro Magno ,  (The virtues of war, 2004). Steven Pressfield es un autor contemporáneo de novela...