martes, 16 de octubre de 2012

Las humanidades como alivio y consuelo


En medio de la tremenda crisis económica por la que atravesamos, crisis que ya se va convirtiendo en moral y emocional, no ha tardado nada en llegar los recortes a aquellos sectores que siempre han tenido el prejuicio de ornamenrtales, superfluos, accesorios o, simplemente, tolerables. Esto es, a todo lo que tiene que ver con el mundo cultural, incluyendo, desde luego, a la educación, que ha sido por donde primero han pasado el rastrillo, eso sí, elevando las tasas de carreras y demás un 70%, será precisamente por eso, porque son un lujo que solo se pueden pagar algunos.
En el último artículo de Javier Marías (El país Semanal, 14 de octubre de 2012), se hace una bonito defensa de la "utilidad" de la cultura y las humanidades, en general, sirviéndose de un referente que ya viene desde la antigüedad grecolatina. En el discurso de Cicerón Pro Archia, se hace una defensa del estudio de la cultura y de las humanidades como consuelo, alivio, que necesita el espíritu para recobrarse de la realidad a veces agobiante. Empleando el mismo argumento, Javier Marías desarrolla su interesante artículo sobre él, al tiempo que critica la dirección política de los que creen todavía algo superfluo el mundo cultural. Dejamos aquí algunos fragmentos:

" ... Nunca cambian las cosas. En periodos difíciles, cuando escasea hasta lo básico, los políticos tien­den a considerar -pero unos más que otros, y ahí se retratan- que la cultura en general y la literatura en particular son superfluas, un lujo del que se debe prescindir...
Incluso se suscita esta cuestión: en época tan dura, ¿qué diablos hacen los literatos ocupándose de gente y de mundos que no existen? ¿Cómo pueden abstraerse de lo que ocurre a su alrededor? ...Pero no es sólo eso: cuanto más ardua la cotidianidad, más se necesita evadirse… durante un rato al día. Hora y media de una pelícu­la, una hora de lectura al final de la jornada. Si leemos de tiempos de guerra, recordamos que los hubo peores y que acaso no debamos quejarnos tanto; si de tiempos apacibles y prós­peros, nos damos cuenta de que también los hay y de que siempre han vuelto tras los aciagos. Nos metemos en vidas y circunstancias que no son las nuestras, descansamos de no­sotros mismos con otros conflictos, y sí, merced a eso nos eva­dimos un poco. ... Los que escriben y hacen cine, los que interpretan y componen música, todos ellos dan consuelo al término de la jornada. Lo dan incluso a quienes no fre­cuentan sus obras, porque el arte y las ficciones acaban por permear las existencias de todos, aunque sea indirectamente. Son parte de nuestra formación como personas y, si no otras cosas, nos enseñan a pasar por la tierra con una dimensión imaginativa, a mi modo de ver necesaria para comprender lo que nos pasa, y útil para aguantarlo. Poco a poco aprendemos a vivir nuestras vidas contándonoslas. A la vez que las vivimos, las imaginamos, y así les damos el carácter de “historias”. Como tales, sabemos o creemos saber que todo puede cambiar, que puede haber un giro de la fortuna, que tal vez haya mejora. Dotar a lo que nos sucede de esa di­mensión es una ayuda enorme contra la realidad que nos apesadumbra. Por eso tantos buscamos esos mundos imagina­rios y leemos, para ejercitarnos en ello. Lo dijo Isak Dinesen, y la he citado muchas veces: “Todas las penas pueden soportar­se si se convierten en una historia”...
JAVIER MARÍAS.

martes, 2 de octubre de 2012

LATÍN: diccionario


En este enlace se puede acceder al diccionario de latín-español Vox. Hay dos formas, una buscando en todo el diccionario, otra buscando por cada letra, más fácil.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

LATÍN: pronunciación del latín

Ver este enlace sobre la pronunciación del latín clásico. Está para los hablantes de inglés pero se puede aplicar bien al castellano.
Aquí hay unas pautas generales:

Pautas de pronunciación del Latín

La pronunciación del latín es un asunto muy debatido entre filólogos, lingüistas e historiadores de la lengua. Obviamente, no existen grabaciones que puedan atestiguar la pronunciación del latín cuando era una lengua viva (y lo fue durante más de mil años). Es comprensible que su pronunciación ofreciera una gran variedad tanto en el tiempo como en el espacio, a pesar de que su ortografía se fijó muy pronto y se mantuvo sin variaciones importantes durante mucho tiempo, al menos en el registro culto. Algunos filólogos piensan que la relación entre la ortografía latina y su pronunciación pudo ser similar a la que hoy existe entre la ortografía francesa o inglesa y sus respectivas pronunciaciones. Desde luego, esto parece natural si consideramos la larga historia del latín y la enorme amplitud geográfica que abarcó. Otro indicio en la misma dirección, aun más concluyente, lo aporta la derivación de las lenguas romances (gallego-portugués, castellano, catalán, francés, italiano, rumano, provenzal...) a partir del latín vulgar (es decir, el latín que se hablaba tras la época clásica o el que hablaba el pueblo más o menos iletrado). Por todo esto, las normas de pronunciación que se ofrecen a continuación son solamente una suposición harto improbable. Se trata, más bien, de una convención entre filólogos y estudiosos (y a veces ni siquiera existe este acuerdo) para facilitar la lectura, el estudio y el aprendizaje del latín y de los textos escritos en esta lengua.

Grosso modo, éstas son las principales reglas fonéticas acordadas de pronunciación del latín:
  • c se pronuncia /k/, como en casa, (oclusiva, velar, sorda). No es correcto pronunciar /ch/ antes que e o i, al modo italiano; o /c/ en idéntico contexto, al modo español. Así: cetera se pronuncia /kétera/.
  • g se pronuncia /g/, como en gato, (oclusiva, velar, sonora), o como en águila, (fricativa, velar, sonora). Por ejemplo: genus-generis se pronuncia /guénus-guéneris/.
  • j no existe en latín clásico. En latín vulgar representa i. Por ejemplo: justitia en lugar de iustitia. Ambos casos pueden pronunciarse /iustítia/ o /yustítia/ (respectivamente, con valor vocálico de i ante vocal, y valor consonántico de i ante vocal).
  • qu se pronuncia /ku/. Por ejemplo: que se pronuncia /kué/.
  • v se pronuncia /u/. Por ejemplo: veni se pronuncia /uéni/. Pero también se admiten las pronunciaciones /b/ (bilabial fricativa sonora) y /v/ (labiodental, fricativa, sonora), dependerá del origen del latinoparlante. Así, un español pronunciará /béni/ y un italiano pronunciará /véni/
  • ll se pronuncia como la l geminada del italiano en Rafaella, /l-l/. Por ejemplo: bellum-belli se pronuncia /bél-lum-bél-li/.
(Tomado de aquí.)

Alejandro, militar y estratega: La conquista de Alejandro Magno, de S. Pressfield (2004)

  Steven Pressfield,  La conquista de Alejandro Magno ,  (The virtues of war, 2004). Steven Pressfield es un autor contemporáneo de novela...