viernes, 30 de junio de 2023

MARCO TULIO EN HOLLYWOOD: EL CINE COMO FÁRMAKON

 LA OFERTA (2022) (THE OFFER).


EL ARTE, LAS HUMANIDADES EN GENERAL, LA LITERATURA, EL CINE,  COMO PHARMAKON


ESCENA

Lugar: Reunión de inversores capitalistas de Paramount en las oficinas principales.

Principales personajes: Charles Bluhdorn, Charlie, presidente de Paramount, y Bob Evans, vicepresidente. Además, otro ejecutivo y rival de Evans, Barry Lapidus. En la reunión, los principales inversores de la compañía.


En las oficinas de Paramount hay una reunión crítica de la compañía y sus inversores, ante la inminente venta de la compañía.

Bob Evans, desconocedor de esta reunión, de visita a Charlie, el presidente, se salta las reglas y se entromete en la reunión privada para evitar su venta y desaparición. 

Para ello, lanza un discurso emotivo ante el cónclave de empresarios, y alude en defensa de la compañía el valor del cine como fármakon, alivio, remedio, cura aunque temporal, de a ura existencia. 

Es el tema de la defensa de las Humanidades que hace Cicerón en el Pro Archias, cuando su defensa del que fue su maestro en la adolescencia , el poeta Archias, le introdujo en el mundo de las humanidades, la literatura y las artes, con el valor formativo y, especialmente, de fármakon, alivio de la existencia.

De igual forma, el productor Evans, en el mundo del show business en el que se ha convertido las artes, en ese caso eine, viene a defender también, bajo tantos de miles de millones de negocio que se mueven en torno a esto.


Comienza la escena.


Se oye la voz de alguien del comité, el representante de Gulf and Western, provincial accionista y deseosa de vender,  que dice:

- ¡Caballeros! Todos estamos de acuerdo en que Paramount Pictures es una vergüenza para Gulf and Western. Así que propongo vender Paramount a C. Enterprises … Bien, votemos.

Toc toc toc toc, se oyen unos golpes inesperados en la puerta de la sala. Es Bob Evans que se ha apresurado por los pasillos para entrar en la reunión. Los golpes se redoblan, insistentes, y más fuertes. Ahora parece que le prestan atención. El de Gulf hace un gesto de espera al resto de congregados y se dirige a la puerta extrañado. Los golpes ya son continuos y sin interrupción. 

Por fin, abre la puerta, que se vence del todo por la fuerza del que estaba tocando. Aparece entonces Bob Evans. Se disculpa, 

- Lo siento, estaba cerrada, dice Evans falsamente inocente.

- Bob, esto es intolerable, protesta su rival Barry en la compañía. No puedes …

Sin embargo, Charlie lo interrumpe y con expresión molesta, se dirige a Evans, parado ante todos.

- ¿Tienes algo que decir?

- Sí, así es, Charlie, sí.

- Siéntate, Barry, obligando a sentarse a Barry y mostrando su acuerdo a que intervenga Evans.

- Gracias, Charlie.


 


- Gracias, Barry. Hola a todos. Soy Robert Evans, vicepresidente primero de Paramount Pictures. Los últimos años han sido duros para Hollywood, dice forzando una sonrisa. Seguro que la única pregunta en sus mentes es, dice, entrando en faena y quitándose el chaquetón rápidamente. ¿Tendríamos que vender en corto o en largo? Y lo entiendo, sigue diciendo, mientras se pasea y los mira. 

Son una empresa … Les preocupa su reputación… Pero miren esta mesa, son políticos innovadores, reyes de los negocios. Ninguno   está sentado aquí porque caminó sobre seguro

Y saben que la herramienta más importante, para ayudarles en sus objetivos, es la lealtad. Pero no quieren inversores que busquen pasar un buen rato, no. Quieren desarrollar una relación profunda. Quieren crear confianza. Y amor. Y no pueden hacer eso con promesas vacías, no. Deben… deben animar sus almas. ¿Y cómo se hace eso? Y en esto cambia la música, en un tono más emotivo. Bueno, es difícil, muy difícil.

A todo esto, Charlie el presidente lo mira impertérrito.

Ahora mismo, y empieza a caminar rodeando la mesa, el alma americana está rota. La guerra (se refiere a la del Vietnam), los asesinatos, las protestas civiles… sufrimos. Y la gente no confía en la política o los grandes negocios.

A todo esto, Charlie el presidente lo mira impertérrito

Así que, ¿qué puede admirar América? Se lo diré, se lo diré, dice verdaderamente expresivo.


Disculpa, Charlie, le dice al presidente colocándose de pie a su lado. Coge de la mesa un logotipo de cristal de la Paramount con la mano izquierda, lo levanta y dice:


 

Evans muestra el logotipo de la Paramount y lo identifica con la Estatua de la Libertad.


- Paramount, dice y mira el logotipo un momento. Miren el logotipo. La cima de la montaña. Somos la estatua de la Libertad, se dice ufano … Porque ya pueden darnos multitudes cansadas, pobres y amontonadas que anhelan respirar libre - Evans muestra el logotipo de la Paramount y lo identifica con la Estatua de la Libertad- que nosotros les damos dos horas de alivio de la dura realidad de este mundo, rematados con palomitas y Coca Cola, remata algo irónico.


  Charlie parece que por primera vez en mucho tiempo escucha interesado lo que dice Bob Roberts.

- Haremos lo que no pueden los demás, les entretendremos… les daremos una evasión, les animaremos sus almas hasta que estén llenas a reventar. Y eso no se puede cuantificar al controlar las acciones y se vendan en corto o en largo.

Y mira  a Barry, su rival en la compañía.

Hace un año la respuesta habría sido obvia, pero luego llegó Love Story (el propio Bob Roberts era la pareja de Ali McGraw, producida por la Paramount), y que ha recaudado cien millones de dólares, ha avivado las almas americanas. Y la gente podría decir (pregunta retórica del hábil discurso que está haciendo), sr. Evans, ¡Sólo tiene suerte una vez!

Y se responde a sí mismo, En Paramount nos buscamos nuestra suerte. Love Story fue el segundo libro más vendido de la década, sólo superado por otro (se pausa, y no dice cuál otro es para demorar la espera).

Y déjenme que les diga, caballeros… ¡no tiren la toalla, no tiren la toalla!, cuando tu luchador está a punto de conseguir la segunda parte del uno uno dos y ese golpe cruzado que ganará el campeonato, y llevará a la Paramount de vuelta a la gloria (apelando el espíritu competitivo, agonista, de la sociedad americana).

El libro más vendido de todos los tiempos…es El Padrino y, afirma con rabia, ¡es nuestro!

¡Nuestro!, lo vuelve a repetir gritando.

Podemos animar a sus almas porque sabemos lo que quiere la gente más que el azúcar, los coches … o lo que sea. La gente quiere historias, Charlie. Quiere una evasión, quiere amor, y quiere, remarca, almas, romance yse detiene un momento y dice violencia. Love Story y … El Padrino, termina efectista y redondeando su intervención con el título de la película sobre la que se está decidiendo.


- ¿Eso es todo, Evans?, habla displicente Charlie, después de un breve silencio casi solemne que se ha formado en la sala, de los que han aguantado el discurso 

- Es todo, Charlie, le contesta sabedor que ha hecho lo que tenía que hacer, y que ahora el asunto ya no depende de él.

- Pues lárgate, lo despide Charlie con ese desdén que a veces es una máscara.

Evans espero un poco tras escuchar la orden ante la mesa de los ejecutivos, que no han abierto la boca en toda su perorata. Mira de nuevo a Barry su rival y al de Gulf, sentado a su lado, luego se gira. Agarra su abrigo y enfila hacia la puerta.

Gracias, caballeros, es lo último que le oyen decir al traspasar el umbral de la sala.


  


miércoles, 21 de junio de 2023

CAPTAINS COURAGEOUS (1937): CON LA MIASMA (CLÁSICA) A BORDO.

 

UN PASAJERO EN UN BARCO DE PESCA, MAL AUGURIO. LA ASAMBLEA DE LOS PESCADORES.


    El fatum, los malos presagios, una maldición, sobrevuela sobre el barco de pesca ese mismo día que se recoge al chico Harvey.

Se tiene noticia de esto en la cena de a bordo, la primera que se muestra en escena.

Allí están todos los marineros, junto al capitán y su segundo. Sólo falta uno de los marineros, en cubierta haciendo la guardia, y el chico, que orgulloso y soberbio, ha sido castigado por el capitán sin la cena.

En la conversación empieza, cómo no, a hablar del chico que han rescatado del mar el día de hoy.

     El capitán Disko, Tío Salters, Manuel y el resto de los pescadores en la cena que equivale a una asamblea del pueblo.


- Para ser tan pequeño, tiene mucha imaginación.

- Dice que su padre es el dueño de aquel vapor – exclama Manuel.

- Sí, lo que es palique, no le falta al niño, confirma otro de la mesa.

- Y miente tan bien que podría escribir novelas, coincide otro.

- Yo le colgaría del palo mayor, asevera otro ya cansado en tan poco tiempo de la soberbia vista del niño.

- Os digo que ha sido por culpa de la caída. Le ha dejado trastornado- El Tío Salters, casi el segundo de abordo, cuenta la anécdota de un primo suyo, socarrón-. A un primo mío le pasó lo mismo en el pueblo. Se cayó de un granero y estuvo jugando con muñecas treinta años.

Las carcajadas en la mesa son estruendosas.

 El tío Salters contando la anécdota.

- Yo que usted, – dice seriamente John el Largo, mirando fijo al capitán Disko - en cuanto que levantara la niebla, lo cogería y lo llevaría a San Juan.

- No, exclama Manuel.

- Hablo en serio.

- Y perder dos semanas de buena pesca, dice Disko.

- Es mejor que correr el riesgo de tres meses de mala pesca, se planta el Largo.

Manuel, intentando quitar hierro a la cosa, que se sospecha se ponga tensa, interviene:

- El señor Karamanlis siempre con sus ideas luminosas. - hay que suponer, por el apellido que menciona Manuel, que es un marinero griego y, por tanto, casualmente es el que abre el asunto del fatum en el film.

- Es un pasajero en un barco de pesca – dice algo nervioso, moviendo el cuchillo en la mano pues ha dejado de comer – y eso trae mala suerte. (Y tan seguro está que saca a luz un episodio, de tantos relatos a los que los marinos son muy aficionados, con una interrogación retórica) ¿Qué le ocurrió al Orinoco cuando recogió a un pasajero en Terranova el año pasado? Al volver, murieron dos hombres, y apenas pudieron coger un quintal de pesca.

John el Largo atemorizando a los pescadores con la mala suerte que trae el chico Harvey.


El mismo Manuel, atónito, lo corrobora: Pues es verdad.

- Mi hermano iba en el Bedford … – empieza a contar otro marinero, pero es cortado por el largo, que sigue excitado

- Había un pasajero en el Dorothy C. cuando lo abordó un trasatlántico – sigue ya más animado el Largo.

- Eso no quiere decir nada – intenta rebajar la tensión el capitán-. Se han perdido muchos barcos en Gloucester que no llevaban ningún pasajero a bordo. Yo no era más que un pasajero en el barco de mi padre y, sin embargo, nunca le di mala suerte. Igual que …

- El hijo del patrón no es ningún pasajero – le interrumpe en seco el Largo, mientras el de al lado le pasa una bandeja para que se sirva. El Largo lo coge, y lo deja al lado sin coger nada. Y vuelve a la carga: Capitán, cuando pescamos aquí el año pasado, la carga rebosaba hasta las bordas de las barcas. Y llega este crío esta mañana y ¡fíjese en la pesca de hoy!

-Oye, Largo – le recrimina el capitán, dispuesto a cortar de raíz el asunto -, un momento. - y trata de inventar una treta-. En este barco no hay ningún pasajero a bordo. 

 

- ¿Cómo que no? – salta el Largo, suspicaz.

- Porque lo he hecho miembro de la tripulación. Y desde luego, está claro que, si yo le pago un sueldo, ya deja de ser un pasajero, ¿verdad? – el capitán quiere convencerse del silogismo que se está inventando ahora mismo, pues no está muy seguro, y hasta mira a Manuel para corroborarlo.

Todos los de la mesa asienten con la cabeza en un principio, pero a John el Largo no le convence lo que dice el capitán.

- ¡No, señor! – exclama sentencioso -. No se puede ahuyentar la mala suerte pagando. Repito que sigue siendo un pasajero mientras no haya hecho ningún trabajo.


 


- El Largo tiene razón – asiente ahora el que está a su lado con la voz ronca, el primer convencido, y no el único ya a estas alturas, de que la mala suerte acecha a la travesía.

- Bueno, trabajará cuando el hambre le apriete – se mantiene firme el capitán

- Pero, ¿y las cosas que pasen de aquí a que empiece? – sigue como pájaro de mal agüero el, al parecer, marinero griego, el Largo Karamanlis.

- ¡Ya está bien! – vocifera hasta el capitán Disko. Y se ve que, no le ha quedado más remedio que improvisar una solución para la situación creada, les expone lo siguiente. - He decidido esto: Manuel es el responsable de que está a bordo, y él se encargará - se queda un momento dudando- …de hacerle trabajar.

 

                                            El capitán Disko se enfrenta a el Largo

Claro, si trabaja, ya no será un pasajero, Disko espera que esta estratagema ahuyente de los supersticiosos y temerosos marineros la idea de la mala suerte.

Manuel, al que coge esto de sorpresa, exclama ¡Yo!

- ¡Sí! - se lo recalca Disko-. 

Alguien dice por la mesa Es tu obligación; otro corrobora Sí, Manuel, es lo justo.

Manuel mira de forma furibunda a sus compañeros de la mesa, no le gusta nada lo que le están imponiendo. 

Aun así, exclama también 

- ¿Yo le haré hincar el hocico a los despojos! - dice Manuel, en relación a la tarea que le mandó hacer Disco al joven Harvey, y que éste se negó.

- A ver si es verdad.

- Por favor, Manuel, no queremos tener el maleficio a bordo, interviene por primera vez el cocinero, negro para más señas, con lo de supersticiosos que se les supone por el estereotipo asociado a ellos.


 

                        El cocinero le suplica a Manuel que haga lo que le dice Disko.

Suena la campana de la guardia y Manuel se levanta de la mesa.

- ¿Vas a hacerlo ahora? – le pregunta el Largo, aparentemente más tranquilo ahora con la propuesta del capitán.

- Ahora voy a hacer mi guardia.

- Hablo en serio, Manuel, insiste el capitán Disko.

- ¡Ya vale, ya vale!, exclama el portugués, atosigado. Tengo que pagar doblemente mi error. Me gustan los críos como una cuba de veneno. ¡Y éste es como dos cubas! Si se pone tonto conmigo, ¡volveré a tirarle a los peces!

Y cogiendo su inseparable zanfona, sube por la escala a la cubierta. Por detrás se oyen algunas carcajadas.

Una vez arriba, Manuel sustituye al otro marinero, y se encuentra con Harvey. Allí será la primera lección de esa pedagogía sutil y directa a la vez, con la que el pescador irá educando y enseñando al joven caprichoso.

       

Manuel coge la zanfona para subir a la cubierta y tratar de convencer al chico de que trabaje y se convierta en uno de la tripulación.


NOTA 1: según hemos podido ver, en la novela original de Kipling, el fatum  o mal augurio está flotando y sobrevuela amenazante todo el relato. Su principal propagador es, como en el film, John el Largo. Sin embargo, la escena de la reunión en la cena la primera noche que recogen a Harvey no aparece en la novela Y tampoco… está mal augurio de “recoger a un pasajero en un barco de pesca”.

Como uno desconoce de todo esto, nos parece raro que este augurio sea verdad, pues parecería que se negaría el auxilio, si fuera así, a cualquier náufrago que se les cruzara en el mar.

Sin embargo, hay un momento en el texto de Kipling que si se le asemeja, aunque se a un poco. Sucede cuando se encuentran en los bancos de Terranova, al parecer, una goleta con fama de maldita. Su patrón lleva años cargado de deudas, la tienen mal aparejada, y cuando la ven, aparece envuelta en una marejada y finalmente, no se sabe bien, parece hundirse. 

Es entonces cuando se tiene un diálogo similar a esto que sucede en el film.


martes, 30 de mayo de 2023

LA TABERNA DEL IRLANDÉS (1963). LA PRINCESA SE DESCALZA.

 


LA TABERNA DEL IRLANDÉS (1963). LA PRINCESA AMELIA SE DESCALZA.

Una bella y rica ejecutiva de Boston, Amelia Dedham, tiene que viajar a los remotos Mares del Sur a resolver una cuestión de herencia y, al tiempo, conocer su padre, al que no ha visto hasta entonces. Éste, el doctor Dedham, luchó en esa zona en la II Guerra Mundial, y finalmente había optado por quedarse allí en la Polinesia y servir a los nativos de las islas, por su condición de médico.

En esa isla llevan una plácida e idílica existencia dos amigos, Donovan-Wayne y Gilhooley-Lee Marvin, que pasan los días en armonía con los nativos y disfrutando de las bondades de aquellos lugares.

La recepción de la rica heredera, Amelia, cuando llega a la isla Haleakaloha es un momento importante del film.

Sin embargo, el doctor debe ocultar que ha desarrollado allí una vida y una familia, ajena a a la de su primera esposa. Por eso, se les ocurre que sus tres hijos pasen a ser hijos de Donovan, en tanto Amelia esté en la isla.

Donovan-Wayne se encarga de recoger a Amelia cuando llega a la isla.

El día fijado, se acerca junto con las canoas de los nativos a recogerla del gran barco en el que ha llegado. 

- Capitán, ¡hola! ¿Está usted con la señorita Amelia Dedham, de Boston?

El capitán asiente, y a continuación se muestra la propia Mrs. Amelia. Donovan-Wayne la saluda hospitalario, pero Amelia se mantiene estirada, incómoda y a disgusto.


     

- Aloha, me llamo Donovan. Bienvenida a Haleakaloha. Su padre está ausente en las islas meridionales. La ayudaré a bajar.

- Gracias, señor Macdonald, responde Amelia como si estuviera ante un subordinado.

- Mi nombre es Donovan, responde Wayne, que advierte el tratamiento descortés de Amelia.


Empieza la operación del descenso, que sorprende a Amelia, pues va a tener que descalzarse y saltar por la borda. El capitán la advierte.

-Tenga mucho cuidado, señorita…


- Capitán, sé muy bien cómo se baja de un barco, le responde con suficiencia y cierta impertinencia Amelia.

A continuación, y sin que nadie se lo diga, se descalza de sus zapatos, y se los arroja uno a uno a Donovan, con un gesto de cierta superioridad.


 


Donovan los recoge desconcertado ante la conducta de Amelia.


 Donovan-Wayne, una vez recogidos los zapatos, dirige a continuación las operaciones desde la canoa, le indica lo siguiente:

                           

- Ahora, arrímese a la barandilla, - y entonces Amelia lo mira con sorpresa e incredulidad-. Y siéntese en la borda, con las piernas fuera, para poder saltar mejor.

- Tenga cuidado, señorita, mucho cuidado, le vuelve a repetir el viejo capitán.

Amelia se sube a la barandilla, levanta los pies y se sienta en el borde, esperando más indicaciones. 

El capitán le repite, Sujétese, y la agarra del brazo al tiempo.

Donovan, en la canoa, inicia la aproximación: Adelante, Sam, - le dice a uno de los de la canoa-, cuidado con las olas… Fíjate bien, un poco más a estribor, pon atención.

Ella se recoloca, expectante, sobre la barandilla.

- Ahora va bien, ahora, sigue diciendo Donovan. 

Cuando ya está cerca de la borda del barco, de pie le pide la mano para sujetar a Amelia.

- La mano derecha

- ¿Así?, dice insegura Amelia.

 

- Un poco a babor, les repite Donovan a los remeros. Pero, de pronto, algo pasa, y exclama: ¡Eh, no, a estribor!

Y entonces, sin poder evitarlo, caen los dos agarrados al agua.

Desde ese momento, la furia hará presa de la señorita, llegará empapada a la isla, su gorro queda sin forma, recibe las burlas de Marvin, mientras los felices nativos, ajenos a todo ello, hacen un recibimiento igual con cánticos y loas.

Wayne, sin embargo, la trata bruscamente, también airado por el chapuzón improvisado, y las malas formas que ha mostrado la incómoda Amelia desde el principio.

Y de esta forma es la estrepitosa y reveladora llegada de la rica heredera a la isla. 

Empezando con su descalce, y siguiendo con el chapuzón inesperado, el trato igualitario y la ironía de tosa la situación, el personaje queda despojado de su personalidad estirada y superior frente a los isleños y la isla.

El descalce, junto con toda la situación, la primera hospitalidad de Wayne, la  desagradable superioridad de Amelia, el chapuzón y todo lo que sigue, forma parte de la carta de presentación del personaje. Adelanta, además, los siguientes acontecimientos que se desarrollarán en el film.


ALEJANDRO MAGNO (DE LA HISTORIA AL MITO) (2014). UNA VISIÓN TRADICIONAL DE ALEJANDRO Y DARÍO EN GAUGAMELA.

  LA MINISERIE ALEJANDRO MAGNO (DE LA HISTORIA AL MITO) (2014) . UNA VISIÓN TRADICIONAL DE ALEJANDRO Y DARÍO EN GAUGAMELA. De 2014 es la co...