miércoles, 21 de mayo de 2014

La Atlántida

                                                                      La Atlántida


 Es una civilización grandiosa haya podido existir y desaparecer súbitamente es suficiente para fascinar. Un nombre, La Atlántida resume esta historia o este sueño. La palabra evoca una isla tan misteriosa, bañada por los rayos de un sol ardiente, un pueblo, fundador de una cultura brillante y efímera
 

El mito: La leyenda de la Atlántida parte de Platón hacia el 350 a.C.,  cuenta la historia de una civilización floreciente que vivía en una isla "más allá de las columnas de Hércules" (nombre antiguo del Estrecho de Gibraltar). Él aseguraba basarse en el sabio griego Solón, que 200 años antes decía haber oído en Egipto que una isla había sido destruida "al oeste" como consecuencia de un gran cataclismo que la sumergió en las aguas en tan solo unas horas. En más o menos 20 páginas describe esta floreciente cultura, sus ciudades y abundancias y como debido a una afrenta a los dioses (eran adoradores de Poseidón) fueron castigados y una serie de cataclismos les sumergieron en las aguas.


 
 
 
 ¿ Dónde se encuentra?: Del relato de Platón se deduce que la civilización atlante debió florecer hace más de 12.000 años. Este dato no puede ser exacto en ningún caso, puesto que en aquellos remotos tiempos todavía no existía ninguna cultura evolucionada que trabajara los metales, estuviera gobernada por reyes y dominara los mares con sus barcos. En cuanto a la localización del misterioso continente, el texto del filósofo ateniense lo sitúa "más allá de las Columnas de Hércules", y esto significaba, según la concepción de la antigüedad, al otro lado del estrecho de Gibraltar, es decir, en el océano Atlántico. Pero atención, recordemos que la fábula procede de los antiguos egipcios y, para ellos, la isla perdida se llamaba Keftiu (el nombre que tenían para Creta). La fuente de información de Platón, el legislador y estadista Solón, pensaba naturalmente en griego, de modo que traduciría las indicaciones del sacerdote egipcio a su propia lengua, pudiendo producirse por esto algunos equívocos. Posiblemente los egipcios tenían en mente un lugar totalmente diferente al referido por Solón, ya que para esta civilización confinada en el valle del Nilo, el mundo conocido terminaba no ya en el Atlántico, sino en el mismo Mediterráneo.



 
 
 

AUTORES Y OBRAS EN DONDE APARECE ATLANTIDA:
 
  
                 En la época contemporánea, el mito de la Atlántida continúa alimentando utopias filosóficas y ficciones novelescas. A conidenzos del siglo XX, el escritor francés Pierre Bendit publica una Atlántida pronto famosa, donde la isla misteriosa se encuentra en pleno desierto. Dos oficiales perdidos se encuentran retenidos en ella por la turbadora Antinea. Más seriamente, arqueólogos y especialistas del mar han buscado identificar la isla. Para los griegos Galanoupoulos y Marinatos, así como para el francés Cousteau, la Atlántida no sería otra que la isla de Santorín, situada a 110 kilómetros al norte de Creta. La isla es en efecto circular y, en 1500 antes de Cristo, Creta estaba en el apogeo de su poderio, Su civilización mínoica era brillante y su comercio se extendía por todo el Mediterráneo. Además, era enemiga de Atenas y practicaba el culto del toro como lo hacían los atiantes. Pero, en 1470 antes de Cristo, el volcán Santorín hizo erupción brutalmente. La erupción fue acompañada de grandes terremotos, lluvias de cenizas y de una ola formidable de varias decenas de metros de altura. Fue esta ola la que debió abatirse sobre Creta, destruyendo su civilización para siempre. Mil cien años después de la terrible catástrofe, ¿habrá confundido Platón fechas y lugares, la isla sepultada y la siniestrada civilización cretense? ¿0 mezcló deliberadamente eventos históricos y una tradición legendaria para forar una alegoría de alcance político y moral? Las dos hipótesis son igualmente plausibles. 
 
 
 
   Un pretexto para utopías
  El texto de Platón es interpretado hoy en dia como la primera de las utopías: una alegoría destinada a alabar los méritos del Imperio ateniense, que se encontraba en esa época en decadencia, ¿Pero la ciudad ideal que describe el filósofo es puramente imaginaria, o la construcción platónica descansa en una tradición que podría tener origenes históricos? Este debate aún no ha terminado. Los antiguos comentaristas parecen ellos mismos divididos sobre el sentido de los diálogos platónicos. Aristóteles, en el siglo IV antes de Cristo, afirma que la Atlántida no es más que un mito. Por otra parte, un discípulo de Platón afinna haber visto, en Sais, los jeroglíficos que relatan la historia contada a Solón.
En la Edad Media, la Atlántida es prácticamente olvidada. El interés por esta isla tragada por el mar renace en el siglo de los descubrimientos, incluso algunos autores se arriesgan a identificar como América a la isla platónica. Con mayor frecuencia, los filósofos retoman el procedimiento del filósofo antiguo para disertar sobre la noción de ciudad ideal. Así, el filósofo inglés Francis Bacon redacta en 1627 una Nueva Atlántida (Nova Atlantis), especie de novela científica donde navegantes, llevados por los vientos a regiones inexploradas del océano, acceden a las costas de una isla desconocida donde un gobierno iluminado hace reinar la felicidad absoluta; el sueco Olav Rudbeck ve una alegoría de su propio pais como cuna de la civilización (Atland o Manhem, 1679‑1702); el catalán jacint Verdaguer
hace del continente perdido el objetivo de Cristóbal Colón.                

Timeo y Critias

Las fuentes del relato de la Atlántida son el Timeo y el Critias, textos en diálogos del filósofo griego Platón. En ellos, Critias, discípulo de Sócrates, cuenta una historia que de niño escuchó de su abuelo y que éste, a su vez, supo de Solón, el venerado legislador ateniense, a quien se la habían contado sacerdotes egipcios en Sais, ciudad del delta del Nilo. La historia, que Critias afirma verdadera, se remonta en el tiempo a nueve mil años antes de la época de Solón,para narrar cómo los atenienses detuvieron el avance del imperio de los atlantes, belicosos habitantes de una gran isla llamada Atlántida, situada más allá de las Columnas de Hércules y que, al poco tiempo de la victoria ateniense, desapareció en el mar a causa de un violento terremoto y de un gran diluvio.
En el Timeo, Critias habla de la Atlántida en el contexto de un debate acerca de la sociedad ideal. Cuenta cómo llegó a enterarse de la historia y cómo fue que Solón la escuchó de los sacerdotes egipcios. Refiere la ubicación de la isla y la extensión de sus dominios en el mar Mediterráneo, la heroica victoria de los atenienses y, finalmente, cómo fue que el país de los atlantes se perdió en el mar. En el Critias, el relato se centra en la historia, geografía, organización y gobierno de la Atlántida, para luego comenzar a narrar cómo fue que los dioses decidieron castigar a los atlantes por su soberbia, momento en el que el relato se interrumpe abruptamente, quedando la historia inconclusa.
 
 

 
Los textos de Platón señalan la geografía de la Atlántida como escarpada, a excepción de una gran llanura de forma oblonga de 3000 por 2000 estadios, rodeada de montañas hasta el mar.A mitad de la longitud de la llanura, el relato ubica una montaña baja de todas partes, distante 50 estadios del mar, destacando que fue el hogar de uno de los primeros habitantes de la isla, Evenor, nacido del suelo.
Según el Critias, Evenor tuvo una hija llamada Clito. Cuenta este escrito que Poseidón era el amo y señor de las tierras atlantes, puesto que, cuando los dioses se habían repartido el mundo, la suerte había querido que a Poseidón le correspondiera, entre otros lugares, la Atlántida. He aquí la razón de su gran influencia en esta isla. Este dios se enamoró de Clito y para protegerla, o mantenerla cautiva, creó tres anillos de agua en torno de la montaña que habitaba su amada. La pareja tuvo diez hijos, para los cuales el dios dividió la isla en respectivos diez reinos. Al hijo mayor, Atlas o Atlante, le entregó el reino que comprendía la montaña rodeada de círculos de agua, dándole, además, autoridad sobre sus hermanos. En honor a Atlas, la isla entera fue llamada Atlántida y el mar que la circundaba, Atlántico. Su hermano gemelo se llamaba Gadiros (Eumelo en griego) y gobernaba el extremo de la isla que se extendía desde las Columnas de Hércules hasta la región que por derivación de su nombre se denominaba Gadírica.
 
 
 
 
 

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